La Organización Panamericana de la Salud (OPS) afirma, que en estudios realizados en el año 2012 se identificaron aproximadamente 804,000 muertes por suicidio a nivel mundial, evidenciando por cada suicidio por lo menos 20 intentos más que no se hacen efectivos. Este estudio señala que el suicidio en los jóvenes es la segunda causa de muerte en el mundo, siendo más prevalente en el rango de edad entre 15 y 29 años aproximadamente. La OPS señala que estas cifras pueden ser mayores debido a la estigmatización que se tiene frente al tema; lo que permite que muchos actos no sean reportados a las entidades competentes. (p.1)
El informe de la OPS también señala que las cifras obtenidas en dicha investigación siguen en aumento, por cuanto se hizo necesario la creación e implementación de estrategias de prevención de suicidio en los programas de gobierno, con el propósito de crear unidades de investigación sobre el tema, realizar capacitaciones en temas relacionados con el suicido y su prevención, además de brindar apoyo a familias con antecedentes de suicidio de parte de voluntarios.
Teniendo en cuenta el informe de la OPS, se puede decir que es evidente la necesidad de sensibilizar a la población del fenómeno del suicidio, debido a que es un tema que aún resulta ser complejo de entender, por cuanto puede estar ligado a diferentes variables de orden biológico, social y familiar, entre muchos otros. Continuando con el tema es importante conocer algunos planteamientos que resultan de investigaciones en torno al fenómeno del suicidio. En este sentido estudios realizados por Sánchez y Robles (2014) sobre “Los factores protectores que promueven la resiliencia ante el suicidio en adolescentes y jóvenes”. Los autores se inclinan por conocer elementos existentes en el contexto de vida (personal y social), que son necesarios para la construcción de este recurso y que está presente solo en algunos individuos, en los cuales se evidencia condiciones personales tendientes a sobre ponerse a diferentes dificultades presentes en la vida. (p.182).
En concordancia con lo anterior cabe resaltar los siguientes planteamientos que advierten sobre la necesidad de desarrollar en el sujeto una personalidad resiliente, “estudios (…) han mostrado la importancia del autocontrol emocional como variable moduladora de la resiliencia ante la conducta suicida en adolescentes y jóvenes, incluso ante la exposición a situaciones adversas presentes o pasadas” (Arenas-Landgrave et al., 2012; Gutiérrez et al., 2012). (Tomado de Sánchez y Robles 2014. p.185).
Algunas consideraciones propuestas por autores que concuerdan que a nivel personal se encuentran características, que pueden llegar hacer factores que suscitan la constitución de la resiliencia.
Investigaciones de autores como (Thomas et al., 2010), a cerca del sentido del humor, (Hirsch et al., 2009) del optimismo y (Palacios, Sánchez y Andrade, 2010) dela empatía; permiten entender que son “factores de personalidad claves para la resiliencia en adolescentes y adultos jóvenes que previenen la ideación y tentativa suicida”. También es considerado por otras investigaciones la importancia “de trabajar sobre la esperanza y las razones para vivir, focalizando el interés en todos aquellos aspectos positivos de su etapa vital y que deben ser visibilizados para contrarrestar los efectos negativos de situaciones adversas en esta etapa evolutiva (Segal, 2009; Turner, 2005). (Tomado de Sánchez y Robles 2014. p.186).
La búsqueda del sentido de la vida mostrándoles todas aquellas cosas positivas, pequeñas y grandes, por las que merece la pena vivir ofrece resultados muy prometedores para la lucha contra las ideas y tentativas suicidas, fomentando así su resiliencia incluso en situaciones de riesgo (Kleiman y Beaver, 2013). (Tomado de Sánchez y Robles 2014. p.186).
En este mismo sentido estudios como el de (Christiansen y Larsen, 2012; Fortune et al., 2008) hacen referencia de la importancia, de romper con ideas individualistas frente a la solicitud de ayuda cuando se hace evidente la situación. Las investigaciones afirman que el principal grupo de apoyo debe estar en el contexto familiar y las relaciones personales, debido a que no es regular que los adolescentes comuniquen con facilidad, la necesidad de una ayuda profesional, cuando se encuentran en etapas iniciales de pensamientos suicidas. (Tomado de Sánchez y Robles 2014. p.186).
Continuando con este orden de ideas (Thomas et al., 2010), consideran que: Se debe preparar el grupo de apoyo familiar y relaciones cercanas, en el sentido de poder brindar un acompañamiento “social de tipo emocional”. (Mustanski y Liu, 2013). Considera que este tipo de apoyo "conlleva sentimientos de pertenencia, intimidad y confidencialidad, además de conductas de afecto y cuidado (consolar, escuchar, animar, etc.), lo que puede fomentar la detección precoz de la fase de ideación, evitando así su tránsito hacia fases más graves del suicidio”. Por otra parte (Kassis et al., 2013; Rhodes et al., 2012), también considera un elemento relevante en la formación de la resiliencia, “promover actitudes verbales y no verbales de expresión de emociones y fomento de un ambiente cordial en la familia, donde se planteen pautas eficaces para la gestión de conflictos”, (p.186).
Son variadas las consideraciones de tipo personal, familiar y social que resultan de las investigaciones y que se deben tener en cuenta para la formación de características que determinan la resiliencia. Continuando con las ideas del autor estas investigaciones resaltan también otros factores de gran importancia, como lo expresa la siguiente cita:
"Aspectos socioculturales y ecológicos también deben ser objeto de atención para el fomento de la resiliencia en adolescentes y adultos jóvenes. En particular, la puesta en marcha, en el ámbito académico o local, de acciones de lucha contra la violencia, la intimidación y el bullying (Ortega, Mora-Merchán y Jöger, 2007), así como, la visibilización de la diversidad sexual (Coker et al., 2010) y étnica (Rew, Thomas, Horner, Resnick, Beuhring, 2001). De hecho, gran parte de las investigaciones revisadas plantean estos aspectos como de crucial importancia para amortiguar el impacto de situaciones de conflicto o negativas, fomentando la resiliencia ante la ideación, tentativa y suicidio consumado en adolescentes y jóvenes. (p.186)."
Consideraciones
De acuerdo con las investigaciones anteriormente mencionadas, cabe resaltar que es necesario promover factores protectores en los individuos mediante consideraciones positivas, apoyo significativo, aceptación y dialogo, entre muchos otros aspectos que permiten la aceptación de sí mismo y la construcción de una buena autoestima. También cabe señalar que la obtención de la capacidad de resiliencia, conllevan a los individuos a tener una mejor visión frente al mundo, buscando siempre la solución de las dificultades de manera positiva , siendo este aspecto un factor de protección importante que pueden mitigar las estadísticas emitidas por la OPS, que advierten sobre el incremento del suicidio.
Referencias
Robles-Bello, S.-T. D. (2014). Papeles del Psicólogo. Obtenido de FACTORES PROTECTORES QUE PROMUEVEN LA RESILIENCIA: http://www.papelesdelpsicologo.es/pdf/2438.pdf
Salud, O. P. (2016). Prevención de la conducta suicida. Washington, DC : OPS, 2016. doi:http://iris.paho.org/xmlui/bitstream/handle/123456789/31167/9789275319192-spa.pdf?sequence=1&isAllowed=y
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